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LA VENTANA DE TU PROPIO PAISAJE

Foto del escritor: Juancarlos GonzalezJuancarlos Gonzalez

Al despertar y levantarte de la cama te ves abriendo la ventana de tu cuarto, ¿Qué es lo que vez?


O no la quieres abrir por miedo a lo que veras, la misma pared de siempre, los ruidos desesperantes que claman por ti a que salgas para escuchar los desprecios, las molestias del tráfico, un jefe que no te entiende o al grito mañanero de lo que te espera en el cuarto anexo donde esta tu pareja.


¿Porque te avizoras de esa manera? No te gustaría abrir la ventana y observar un paisaje tranquilo o tal vez solamente ver tu vecino o vecina quien está en cueros. Porque no solo abrir esa ventana sintiendo ese aire que acaricia tu rostro, golpeando esas lágrimas y moviendo tus pómulos dándole forma a tu sonrisa; tomando una bocanada de aire cerrando los ojos y disfrutar ese momento para ti.


¿Porque la ventana se nos va cerrando o haciendo más pequeña cada día? Porque nos damos a la tarea a que nuestra ventana la queremos tener cerrada, por los chiflones y que te hagan daño, no para nada, nos da miedo a ver afuera, porque ese afuera como lo veamos es nuestro interior, es como estamos por dentro.


No nos demos por vencidos, no huyamos o no corramos a esa vista, cuando la aceptes, podrás cambiarla a tu gusto y antojo. No des tregua al tiempo ni al miedo, en todo ese jardín de color gris, siempre habrá una rosa roja que destaque y un elefante que se haga notar.


Los cambios llegan poco a poco, cambia tu ventana, colócale un mejor marco, que la edad no se muestre en tu marco, porque no de hierro como la fuerza que tienes, porque no de color blanco como tu espíritu que, aunque este manchado por los pecados que llevas, el color blanco prevalece. Porque no con una ventana brillante y reluciente como esa sonrisa que tienes cuando ríes sin importarte quien vea.


Porque no le colocamos un par de corazones, así como ese amor que te tienes a ti y a esa persona que quieres o tienes a tu lado, por supuesto que esa vista que estas construyendo es digna de compartirla, siempre y cuando esa persona, sea la que aprecie lo que estas formando.


Y si la hacemos más fina, con líneas con una buena figura, extravagante, que llame la atención que cualquiera que pase por allí voltee a verla, increíble verdad, cualquier mujer quisiera tenerla en su jardín y cualquier hombre podría también llevarla para colocarla a la par de la que él tiene, de esta manera poder apreciar las noches y los amaneceres.


Ya que tienes tu ventana como quieres, enfócate en tu paisaje, lo que veras a través de esa ventana, toda tormenta tiene su belleza también, no porque hace estruendo quiere decir que hará desastres, se puede apreciar la luminosidad que dejan los rayos y relámpagos por lo que la oscuridad no prevalece, aunque este muy negro.


Quieres ver un rio, un volcán, una playa, un jardín inclusive un desierto tiene su belleza y su paz; ponle animales si quieres has tuya esa vista, que cuando habrás esa ventana te sientas tú mismo o tu misma; que nadie te quite la paz, que nadie te diga que colocar y como hacer tu interior ni mucho menos tu exterior.


Cuidemos esa ventana porque un día no volverá abrirse, pero aquellos que logren verla sepan que es tuya, que no se pierde en ese vasto jardín con tu nombre, pasando a ser parte de ese edificio acompañado de otras ventanas que en su momento se cerraron y que van construyendo eso lo que llamamos vida.



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