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LA CAPA ROSADA EN UNA COPA DE VINO.

Foto del escritor: Juancarlos GonzalezJuancarlos Gonzalez

No te has dado cuenta al tomar de tu copa de vino, máxime, cuándo es tinto dejas una pequeña estela. Como esa estela que va resbalando poco a poco en la copa, así debe ser tu forma de observar la vida.


De esta manera que estás viendo la estela, que crees que se desvanece y al llegar al fondo donde toca el resto del vino, debes ser como la misma que se mantiene inerte, suave, que quiere ser igual que el resto, pero por el vidrio va dejando huella.


No creas que no se puede hacer algo diferente, no puedes mezclar el vino tinto con uno blanco, no porque cambias el sabor, porque cambiaras la esencia, la forma de este.


De esta manera en la vida debes de estar, en la sensación que puedes hacer un cambio en lo que deseas, pero no en tu esencia sino en tu pureza, en lo que quieres que se cambie como la situación del momento.


No seas como la parte dura del vidrio en tu copa, se cómo ese vino que se va adaptando a la forma de la copa.


No quiero decir que cambies como lo necesitan los demás, al contrario que te adaptes a tu entorno y que las personas te acepten como eres, como estas, como te sientes, como quieres ser, esa es tu forma, lo único es ir cambiando tu sentir y tu querer de acuerdo cómo se vaya presentando tu entorno, tu ambiente, como el vino en la copa, si esta se rompe el vino no se quedara en la forma de la copa; por supuesto que no, lo que hará es transformar su forma mientras que cae al piso o a la mesa, se adecuara a la superficie en que se encuentre.


Seamos como ese vino que cae, aunque se haya quebrado nuestro ambiente debemos mantenernos firmes, nuestro sabor, nuestra esencia no cambia solo la forma que vemos las situaciones que nos rodean.


La vida de cada uno es diferente; los pensamientos, ideales, sueños y aspiraciones nunca van a ser los mismas, que exista la armonía o balance en nosotros y con nosotros mismos, no podemos ser iguales con las demás personas.


Siguiendo con la analogía del vino, es como que de la misma botella quieras llenar 2 copas de diferente forma, puedes creer que está a nivel si la pones a la par, pero la realidad va a ser diferente. No debemos buscar el equiparar el mismo espacio en diferente copa, debemos buscar lo que nos complemente, como un buen queso complementa a un buen vino, busquemos nuestro queso.


Tampoco por completar para tener un buen sabor quieras cambiar de ser un vino tinto a un vino blanco, cada uno de nosotros tenemos nuestro sabor y ese sabor nos hace únicos en la vida, disfruta de la vida siendo anejo, siendo suave, efervescente, única, especial, si quieres que tu copa se acabe rápido o que se tome despacio eres tú el único o única que decide, pero al decidir siéntete feliz que lo hiciste, no hay decisiones malas o buenas, solo decisiones, que te llevaran a distintos caminos y experiencias.


Nuestra botella donde nos encontramos tiene fondo por lo que debemos disfrutar en la vida cada gota que derramamos, que dejamos probar, que nos quitan, que se goza y como también que se va evaporando con el tiempo perdido.


Por eso, no es bueno el enojarnos solo pondrá nuestro sabor más agrio, si nos ponemos tristes nuestras lagrimas nos llenaran de agua haciendo perder nuestro sabor con el paso del tiempo, si somos orgullosos o rencorosos perderemos nuestro preciado color, todo sentimiento negativo nos hace vulnerables a perder nuestra esencia, en cambio si tomamos una actitud positiva nuestro sabor mejorara grandemente.


No quiere decir que no tendremos problemas, situaciones difíciles o que nos sintamos estancados en la vida, pero igual si el vino se queda estancado en su botella solo se le da un par giros donde se encuentra, demos un giro a nuestra botella y cambiemos de página, avancemos para que la vida misma nos pruebe y que seamos un buen vino para degustar.

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