Hay muchos que queremos tener nuestro propio negocio, nuestro propio éxito, queremos que todos digan que emprendedora o que emprendedor eres, que pilas, etc, etc.
Queremos ser nuestro propio jefe, que no queremos que nos manden o que no queremos estar atado a una hora de trabajo, lo primero que hacemos es escuchar lo que nos dicen las demás personas al respecto de tener una nueva empresa, que bonito, que vas a tener plata, que ahora vas a tener más tiempo para ti. Lo que no sabes es que al iniciar sin alguna planificación y solo te lanzas al agua, quieres hacer de todo, te vuelves el mil usos creyendo que así todo estará bien hecho o que no tienes el suficiente capital para contratar a más personal.
Tenemos dos grandes variantes, una en que no tienes capital y otra en que no quieres contratar a nadie para que todo se haga como tú quieres. Estas dos vertientes son las más comunes que suceden al momento en que tu emprendes.
El problema es que esto sucede en su mayoría de veces porque no planeaste y no capitalizaste tu idea primero, iniciaste con deuda, entonces cuando sientes tu emprendimiento no es para ganar dinero si no que para pagar otra deuda que adquiriste por no pensarlo bien.
Con la planeación y buscar la capitalización mataremos ese dragón de dos cabezas, capitalizar lo suficiente para iniciar, siempre buscando tener el flujo suficiente para el negocio en marcha, como también el salirse del cuadro.
Aquí es donde viene el inicio de nuestra platica realmente, si quieres ser un buen emprendedor debes de ser un gestor de negocio, ósea, el crear tu negocio para que trabaje por ti, se escucha fácil, pero no lo es, debe de existir una buena gestión de tiempo por parte tuya y la selección adecuada de tu personal para que el mismo produzca y genere, pero siempre con buena dirección, si tú te mezclas en la formula, estamos perdidos.
Debes de dejar que las cosas fluyan, pero con buena dirección, selecciona las actividades, se claro en los procesos, selecciona bien tus trabajadores, crea un buen ambiente y lo demás vendrá por añadidura; pero nunca olvides de estar siempre afuera.
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